miércoles, 22 de mayo de 2013

El profe de ciencias (Zbigniew Herbert)





No puedo recordar
su rostro

estaba de pie frente a en lo alto
al final de sus largas piernas separadas
veía
su cadenita de oro
su cenicienta levita
y su flaco cuello
del que quedaba prendida
una inerte corbata

fue el primero en enseñarnos
que el anca de una rana muerta
al ser pinchada con un alfiler
violentamente se contrae

él nos introdujo
a través de un microscopio dorado
en la vida íntima
de nuestro bisabuelo
el paramecio

nos vino
con un oscuro grano
y dijo: cornezuelo

instigado por él
en el décimo año de mi vida
fui padre
cuando tras una tensa espera
de una castaña sumergida en el agua
apareció un brote amarillo
y todo se puso a cantar
alrededor

en el segundo año de la guerra
mataron al de ciencias
los granujas de la historia

si es que fue al cielo -

quizá camine ahora
sobre largos rayos
vestidos con grises medias
con una enorme red
y una caja verde
alegremente bamboleándose a su espalda

pero si no se fue para allá arriba -

cuando en el sendero del bosque
encuentro un escarabajo encaramándose
a una pelotilla de arena
me acerco
me cuadro
y digo:
- buenos días señor profesor
permítame que le ayude -

lo transporto delicadamente
y me quedo mirando un rato
hasta que desaparece
en la oscura sala de profesores
al final del corredor de hojas.


Zbiegniew Herbert,  Poesía completa (Lumen, 2012)
Versión de Xaverio Ballester

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